EXCURSIÓN MOJADA

Francisco Gabilondo Soler
(Swing, 1942)

 

Un sapito, amigo mío,
me invitó para ir con él
hasta el fondo del río
donde hay bonitas cosas que ver.

Yo dudaba si remojarme,
otros riesgos pensé también.
“¡Hombre, no seas cobarde,
se hace muy tarde! ¿Vienes o qué?”

Nos zambullimos
en la corriente azul
y yo hacía cuando bajaba:
“glu glu glu glu glu glu glu…”

Me empecé a sentir a gusto,
se me fue pasando el susto
y el sapito me sonrió:
“¡Qué tal! ¿Jah?”

Cuando pude llegar al suelo,
en el fondo del manantial,
me sentí muy ligero,
como volando entre cristal.

Donde el sapo se domicilia,
me hizo señas para pasar
con toda su familia
y uno por uno saludar.

El chistoso papá Sapote,
el muy chato del tío Sapato,
y como quince ranas,
primas hermanas de su mamá.

“¡Para servirles!”
quise decirles yo,
pero solo pude hacerles:
“glo glo glo glo glo glo glo…”

Al estar bajo del agua,
por costumbre, nadie habla;
pero tal cuestión se me olvidó.

De vergüenza, eché burbujas.
El sapito se carcajeó.
Luego el muy granuja
hasta la orilla me acompañó.