EL PAVITO

Francisco Gabilondo Soler
(Vals, 1952)

 

Mira al pavito,
qué triste está.
Anda solito
sin su mamá.

Mira al pavito,
qué triste está.

Era la fiesta del santo de don Margarito.
Desde temprano la casa se desmañanó
con los mariachis alegres y ramos de flores
y cuatrocientos señores en el corredor.

La cocinera, que es gorda y padece de riumas,
hizo a una muchacha venirla a ayudar.
Entre las dos levantaron un mundo de plumas,
al corretear a la pava por todo el corral.

Mira al pavito
que viene y va,
anda buscando
a su mamá.

Mira al pavito
que viene y va,

Era muy tarde, la casa ya estaba vacía.
Hubo abrazos y chistes allá en el portón.
Los convidados, felices se fueron cantando.
Pero es verdad que la pava jamás retornó.

Cuando la noche tendió su sarape de estrellas,
viendo luceros el pobre pavito pensó
en que quizá volaría a alguna de ellas
la mamacita querida de su corazón.

¡Mira al pavito,
qué triste está!